sábado, marzo 31, 2012

Enero 2012

Es extraño cuando me pongo a pensar en quién soy y qué estoy haciendo. No diría que me entra una depresión, pero invariablemente me pongo la mano en la frente, cierro los ojos y meneo la cabeza de un lado al otro.

Durante la carrera, no estaba muy seguro de qué iría a pasar después del final. ¿Eso está escrito en algún lado? Por supuesto que no. Es el verdadero comienzo de las cosas, pero eso no lo sabes hasta que ya estás al borde del precipicio. ¿Cómo me siento? Siento que estoy partido en muchos pedazos y ninguno me define.

Quiero ser un mejor biólogo, pero sin aislarme del mundo entero. Entiendo que mi obligación es leer los últimos artículos de mi campo si quiero formarme adecuadamente, pero al mismo tiempo siento que eso me aleja de la vida real. ¿Qué leer? ¿El libro de texto o la novela? ¿El artículo científico o el periódico? Después de todo, sólo tengo un tiempo limitado.

Quiero vivir mi vida al máximo, como todos parecen recomendar. De veras que sí quiero. Pero ¿dónde encuentro el tiempo para esforzarme para ser mejor en lo que hago, seguir cultivando mi cultura universal, encontrar una causa política y comprometerme, estrechar lazos con mi familia y mis amigos, no descuidar mi salud física, disfrutar de mis pasatiempos?

Aún hoy, a casi un año de titularme como biólogo, me siento como una fotografía borrosa. Mi pasión por la filosofía no ha muerto. Mi pasión por las letras no ha muerto. Y sin embargo, parecen flotar a la deriva en un inmenso mar de responsabilidades.

¿Quién soy? ¿Quién quiero ser?

Quiero ser un excelente biólogo. Quiero ser un excelente filósofo y divulgador de la ciencia. Quiero saber hacer música. Quiero pintar, hacer cómics, cantar. Quiero escribir historias que me gusten, del modo que a mí me guste. Quiero escribir artículos científicos. Quiero participar en los movimientos sociales. Quiero ser un experto de lo geek. Quiero terminar todos los libros que compré. Quiero traducir. Quiero terminar todos los videojuegos que compré (los elegí muy cuidadosamente). Quiero ser un excelente amigo, un gran hijo, un hermano sobresaliente. Quiero vivir una relación (con ella). Quiero ganar las habilidades necesarias para dejar una huella en este mundo, una huella que lo haga un mundo más feliz, o menos estúpido al menos. Quiero contribuir al avance de mi gente.

A estas alturas, se supone que ya tendría un camino muy definido por delante. Pero no es así. Es más borroso que nunca. Está sumido en la densa niebla de la incertidumbre, las expectativas rotas y las dudas.

Enero 2012

miércoles, marzo 21, 2012

Alta Fidelidad, de Nick Hornby

Alta FidelidadAlta Fidelidad by Nick Hornby

Cuánto me gustó: 5 de 5 estrellas


Do I see myself as a more intelligent person when I finish reading a book? Not at all. Do I see myself as a wiser person, a more prudent person, a more enlightened person, a better person overall when I finish reading a book? Not in the slightest. But there is something about devoting a major part of my time to stories that I want to think sets me apart from other people. And I know most compulsive readers share these feelings. I fail, though, in naming it. I just can try to describe it as a "vague notion that something is wrong", using Hornby's words. A vague notion that real life is not the way it should be. It's not simple bovarysme. It's a feeling that you are unfit for the world, but a better world exists somewhere, and it exists because stories have been told about it. Because songs have been sung about it.
In High Fidelity, Hornby portrays a hero that has a lot of a compulsive reader, but he devotes his time to listening instead of reading. He finds, much as we find, an intrinsic lack of satisfaction in his life, mainly due to its expectations set by the stories told by pop-music songs. Shall he ever be able to get over them, to outgrow them? Or, in the best of the cases, to satisfy them? It is a difficult task given that he bases his acts on a constant search for the perfect relationship worth of a good song. But the outcome is for the reader to find. Meanwhile, we ought to reflect on our (shared) personal drama on living on a world that has not been written by Shakespeare, Cervantes or Hornby at least, but by thousands of millions of lousy storytellers collectively known as humanity.



View all my reviews

Blog de Evolución de la UNAM