martes, febrero 19, 2013

10 razones por las que me gusta Horizonte 107.9


La Internet es el lugar donde se despilfarran palabras sobre las cosas más banales. Si me gusta la foto de un gato en una caja, me aseguro de que todos se den cuenta. En esta vorágine de repentinas y dudosas aficiones, me pareció natural compartir mi gusto real y todo lo contrario a banal por esta estación mexicana de radio, un gusto que excede una y mil veces el botón de "me gusta" de Facebook. Llevo escuchándola los trece años que está cumpliendo de existencia, los cuales suman más o menos la mitad de mi vida, así que puedo asegurar que mi gusto no es un capricho pasajero: esto va en serio.

 

1. Porque es radio, y es radio pública.

En ese punto medio entre el reino de la imaginación y el reino de lo real, está la radio. Entre la completa abstracción de las palabras escritas y la completa concreción de las imágenes, la palabra hablada y los sonidos habitan en un mundo posibilidades concretas que se han echado a volar. Me encanta la radio porque no me pide nada y a cambio me alborota la cabeza. Me encanta la radio pública porque odio la idea de que un instrumento tan poderoso para trastocar la mente humana tenga como principal fin la propagación del consumismo y la ambición por el dinero.

Sobre todo, me encanta la radio porque está viva.

¡Ah! Y por la música. 

2. Porque es jazz. 

Rhapsody in blue, versión Fantasía 2000, fue la primera pieza de jazz que recuerdo haber escuchado atentamente. Por mucho tiempo, no fui capaz de describir la forma en que me sedujo. Luego vinieron Take Five, Fly Me To The Moon, In A Sentimental Mood, All Of Me... y otras tantas que ahora se difuminan en un gradiente recurrente que llega hasta hoy. Me encanta el jazz porque es libertad y no libertinaje, porque cada vez que existe es diferente e irrepetible, porque es un juego muy en serio y porque es imposible construirlo sin lazos de entendimiento humano.

El jazz no debería ser el accesorio de cierta clase social, debería ser un derecho humano. En Horizonte lo entienden muy bien y tratan de divulgar el jazz de tú a tú, sin pretensiones, entre amigos.

3. Porque es jazz del bueno.

Un día me topé con una lista, una entre tantas, de los mejores 100 discos de jazz. Después de buscar y escuchar los primeros veinte, me di cuenta de que la mayoría de las piezas ya las había escuchado en algún lado... Estoy seguro de que se repetiría la coincidencia con cualquier lista de lo mejor del jazz que encontrara.


4. Porque promueve la cultura del jazz.

En marzo de 2004, yo tenía dieciséis años y fui con mi padre a escuchar mi primer concierto de jazz: Wynton Marsalis y la Lincoln Center Jazz Orchestra en el Auditorio Nacional. Salí extasiado y quería encontrar al culpable. Sólo recordaba que me había enterado en Horizonte. Durante estos años he asistido a menos conciertos organizados por esta estación de los que he querido, pero no he dejado de observar que cada año crecen en número y calidad. De hecho, tengo la impresión pero no la certeza, como quien tiene la impresión pero no la certeza de que las cosas han ido mejorando con el tiempo, de que Horizonte ha sido el catalizador para que el jazz en el DF se haya propagado y desarrollado a sus niveles actuales, que son cada vez más magníficos. En Octubre... Jazz fue por un tiempo un oasis en el desierto del jazz en la ciudad, pero ahora hay más agua que arena: con los conciertos de aniversario, los conciertos de verano y los que la estación promueve aunque no organice, más los que se acumulen en la semana, es nuestra y sólo nuestra la culpa si no cumplimos con la ración recomendada de jazz en nuestra dieta diaria.

5. Porque no sólo es jazz.

La música es tan diversa como los grupos humanos. Se podrían llenar cientos de estaciones sólo con jazz, así como se podrían llenar estaciones con cualquier otro género, y serían estaciones ricas e inagotables (excepto tal vez con pop de Mtv). De una manera que no logro descifrar aún, Horizonte logra incluir de manera equilibrada algo más que jazz en su programación y no me hace echarlo en falta. Bossa nova en Bossa Beats, blues en Por los senderos del blues, soul y funk en Soul Sessions, salsa en Salsajazzeando, latin jazz en Picadillo Jam... Y cuando creí que no cabía otra, llegó la balkan en Caravana. Migrante nos lleva una semana a los recovecos más jugosos de la cumbia colombiana, y la otra a los poderosos cantos de Malí, mientras que Top France México nos lleva una semana a Francia... y la otra también. Bueno.

Y dentro ese conjunto de todo lo que no es jazz, sólo he mencionado la música. Si les platicara de los programas y cápsulas de literatura, ciencia, desarrollo laboral, cine, cultura, espacios para niños, noticias e historia, me quedaría sin razones para llamarla una estación de jazz. Pero, con todo, lo sigue siendo.
 

6. Por su ingenio y creatividad.

No sé cómo hagan radio en otros países, pero sé que serían afortunados de tener estaciones como Horizonte. Como si fuera una pieza de jazz en sí misma, esta estación está en constante movimiento sobre las vías de la creatividad y el ingenio. Creía que ya no me quedaba más afición por repartir entre sus contenidos, pero cada vez que liberan una idea para un programa, bloque, cápsula o campaña publicitaria comienzo a sospechar que no hay un número finito de cosas que puedan gustarme. Para lo que vendrá después, sólo espero tener el tiempo para saborearlo lentamente, como se debe.

7. Porque nos trata como personas inteligentes.

Existe un riesgo inherente al hecho de subirse a una tarima y hablar frente a un público: el de la condescendencia. Sin embargo, en Horizonte nunca nos han mirado (o más bien, hablado) hacia abajo. Además de tratarnos como amigos, tal como dije arriba, nos tratan como a amigos inteligentes. Se agradece tanto que por momentos me lo creo a pie juntillas y empiezo a exigir más y más. Mientras tanto, ellos no sólo se dan el lujo de nunca bajar la calidad de su producción y programación, sino que se atreven a mostrarnos auténticos experimentos radiofónicos, con la certeza de que los juzgaremos con la justa medida.

8. Por sus experimentos radiofónicos.

Cocinaba un día unos huevos con jamón mientras oía A la luz de los libros. Tocó el turno de Cortázar y leyeron un fragmento de Rayuela. Percibí unas notas de jazz como fondo musical, y pensé en lo maravilloso que sería un programa completo de Rayuela leída en voz alta combinada con el tacto musical de Horizonte. No sé si esos huevos con jamón me dieron poderes telepáticos y le hicieron llegar mi deseo al capitán Montenegro, pero a las pocas semanas ya anunciaba las cápsulas de cinco minutos de Rayuela. Durante una docena de días (siempre tan pocos), yo dejaba de hacer lo que estuviera haciendo a las once de la mañana y me relamía con la tersa narración y el perfecto acompañamiento musical de esos inolvidables cinco minutos (siempre tan pocos). 

Con la misma calidad de Cinco minutos de Rayuela, en Horizonte he escuchado los programas más imaginativos que recuerde. Por mencionar un par: Club Caballeros era una delicia para la imaginación. Últimamente, la indescriptible experiencia que es Hipnótika, en especial su segunda y su tercera temporada, me ha hecho repensar las posibilidades de la radio.

9. Por sus personas.

En Horizonte trabajan seres humanos. Esto por sí solo no sería extraordinario, si no fuera por la extraordinaria calidez, camaradería y respeto mutuo que todos ellos transmiten. Escucho que Erik reta a Hugo a un "amistoso" duelo musical de fin de año, como si se tratara de dos hermanos que juegan videojuegos. Leo que Mariana le deja mensajitos a Erik en Twitter: ella es fan de él y él de ella. Todos saben, incluido yo, las palabras para exorcizar un cuerpo chambeador tal como ha enseñado Dagmar. Alejandra visita la cabina de Hugo, Dagmar la de Mariana, Erik la de todos. Son profesionales y expertos en lo que hacen, pero no sólo son compañeros de trabajo: también son camaradas.

(Y hablando de calidad en su trabajo, no sé como hace Alejandra García para sonar el triple de sexy en la madrugada, pero lo logra.)


10. Porque esas personas me han adoptado.

Una noche, manejando de regreso a casa, me invadió un aire nostálgico y le pedí una canción al (querido, muy querido) Cónsul para que la agregara a su valija diplomática. Era tarde, me respondió el Cónsul, incluso para sus estándares, y el tiempo no daba para programar ninguna versión completa de On The Street Where You Live. Pero en lugar de no tocar mi canción y dejarme desilusionado y doblemente nostálgico, el Cónsul sacó uno de sus ases bajo la manga, inesperado y conmovedor a la vez: con voz cocodrilera y ronroneadora comenzó a cantar:


I have often walked
down this street before;
But the pavement always stayed beneath my feet before...

El Cónsul no tenía ninguna obligación: yo era un radioescucha más. Pero de todos modos lo hizo, simplemente porque se lo pedí y porque yo era precisamente eso: un radioescucha. Llegué a esta conclusión sólo después de comprender que en Horizonte adoptan a los radioescuchas con el simple hecho de que encendamos la radio.

No conozco a ningún horizontista en persona, pero me gusta pensar que esta relación que llevamos de voces-oídos no la tienen con nadie más y no pudiera existir de otra forma.




Estas sólo son diez de las incontables razones por las que me encanta Horizonte, estación que me ha llevado a tantos lugares y me ha mostrado tanto mundo (todo sin usar los ojos). Me gustaría darle diez veces este número de agradecimientos. Además de estas líneas, no puedo pensar en muchas otras formas de agradecerle que seguir siendo un radioescucha atento y entregado, pero crítico y participativo. 

Felicidades a todos los que han contribuido a la construcción de esta estación, que es para sentirse orgullosísimos. Yo me siento orgulloso y lo único que he hecho es escuchar.

¡Felicidades, Horizonte! 

 Un solo de jazz que ha durado 13 años: que cumpla miles de años más. 





sábado, febrero 16, 2013

El papel de la plasticidad en la especiación simpátrida: colección de ensayos sobre evolución (IV)


Si la especiación es un proceso espinoso de explicar, la especiación simpátrida carga con un halo más místico aun. Las barreras geográficas de la especiación alopátrida son una explicación muy conveniente para la falta de flujo génico; pero cuando esas barreras no existen, ¿cómo va diferenciándose una población en dos? En clase leímos dos artículos sobre casos de especiación simpátrida sólidamente demostrados. Sin embargo, sus interpretaciones no dejan de acudir a la selección como principal explicación. Lo que yo me pregunto aquí es si podemos abordar el problema de otro modo y preguntarnos qué pasó antes de la selección. ¿Por qué procesos pasaron las especies que les permitieron empezar a divergir en el mismo contexto ambiental?

El papel de la plasticidad en la especiación simpátrida


Inspirado por la lectura de: Sympatric speciation in Nicaraguan crater lake cichlid fish de M. Barluenga y cols. y Sympatric speciation in palms on an oceanic island de V. Savolainen y cols.


La plasticidad fenotípica, el patito feo de las explicaciones evolutivas, se define como la habilidad de un organismo de mostrar diferentes fenotipos en ambientes distintos (Agrawal et al., 2001). Es el potencial de generar variaciones fenotípicas que no necesariamente estén respaldadas por un mismo grado variación genética. Esa falta de correlación entre variaciones es la causa de que la plasticidad fenotípica sea la menos favorita de las explicaciones evolutivas. En un esquema seleccionista, donde la variación en la adecuación debe ser heredable, la plasticidad fenotípica se ve incluso como un obstáculo para los procesos evolutivos. Si se selecciona una variante que no se transmitirá a la siguiente generación, ¿cuál es el caso? (Dicen los seleccionistas.) A pesar de esto, me parece que el fenómeno de la especiación simpátrida es un terreno fértil para el desarrollo de la plasticidad fenotípica como una explicación evolutiva.

a. La isla Lord Howe, en la cual tuvimos
que pasar una larga temporada muestreando,
pero lo hicimos sin chistar porque somos
profesionales. b. La primera especie de palma.
c. La segunda especie de palma. Esas fueron todas
las fotos que tomamos porque el resto del tiempo
tuvimos las manos ocupadas con cocteles
de coco y castillos de arena. (La foto es de
Savolainen et al., 2006. El pie de foto
lo encontré en la internet.)
La especiación simpátrida, definida como la formación de especies en la ausencia de barreras geográficas, no es un fenómeno fácil de demostrar, pues implica condiciones poblacionales y ambientales que son difíciles de conjuntar en un tiempo y lugar. No obstante, existen dos casos muy convincentes de este tipo de especiación. El primero de ellos (Barluenga et al., 2006) sucede en un lago pequeño, homogéneo y de reciente formación en Nicaragua. Este lago tiene una especie de pez cíclido endémica, la cual proviene de una especie que está presente en ése y otros lagos cercanos. Los autores demuestran que este caso cumple con todas las características de la especiación simpátrida: originalmente sólo había una especie en el lago, la nueva especie se originó a partir de la especie ancestral, ambas especies están aisladas reproductivamente y difieren tanto en su morfometría como en sus características morfológicas. En el segundo caso (Savolainen et al., 2006), los autores documentaron el surgimiento de una nueva especie de palma a partir de una especie ancestral en una isla pequeña y de reciente formación en Oceanía. También aquí los autores muestran que ambas especies están aisladas reproductiva, ecológica y morfológicamente, y que sus patrones de variación genética coinciden con los modelos de especiación simpátrida.

Ambos estudios sugieren que la causa de la especiación es la selección natural disruptiva. En el caso de los peces cíclidos, el lago donde habitan es más hondo que otros lagos vecinos, lo cual permitió que las dos especies se separaran morfológicamente; una de ellas adoptó un estilo de vida más bentónico que la otra. Las dos especies de palma parecen tener diferencias en cuanto a preferencia de suelos. Los autores sugieren que esta preferencia diferencial pudo haber tenido efecto en los tiempos de floración, lo cual promovió la diferenciación por selección sexual.

Las dos especies de cíclidos que viven en el mismo lago nicaragüense en cuestión. Este par en especial fue capturado mientras estaban besándose en un recoveco del lago que estaba en el punto convergente de las zonas de distribución de las especies. Confesaron mientras los fijaban que sus padres les reclamaban constantemente: "¡Tanto trabajo que nos costó diferenciarnos como para que ahora estés hibridándote con esa chusma!" (Foto tomada de Barluenga et al., 2006; pie de figura tomado de Romeo y Julieta: Fish Edition)
Lo que ambas hipótesis evolutivas comparten es que las especies en divergencia tuvieron que pasar por una etapa de aclimatación a nuevos hábitats (o dicho de otro modo, de creación de nuevos nichos). La incipiente nueva especie de pez se aclimató a un hábitat de aguas más profundas y la incipiente nueva especie de palma a un suelo de composición calcárea. A mí me parece obvio pensar que esta aclimatación hubiese sido imposible sin un potencial para plasticidad fenotípica presente de antemano en ambas especies. De hecho, pese a que se aluda la selección disruptiva como causa principal de la especiación, los autores no sugieren que los procesos selectivos antecedieran a los de aclimatación fenotípica. Los autores del estudio en las palmas incluso señalan que la aclimatación a los suelos y los cambios fenotípicos que ésta generó fueron previos a los procesos selectivos per sé: “En este escenario, los cambios heredables en el tiempo de floración se pueden haber inducido después de que el proceso de especiación se completara.” (p. 212, las cursivas son mías.) Si se me permite, pondré aquí lo que los autores en realidad querían decir: "la plasticidad fenotípica fue la culpable de la diferenciación y precedió a la selección, pero a nuestros revisores les causó un tic en el ojo esta conclusión".
 
No querríamos que esto les pasara a los revisores, ¿verdad?
Estos dos ejemplos sirven como casos modelo donde la plasticidad fenotípica tiene un papel vital en la especiación simpátrida, antecediendo incluso al inicio de la selección natural disruptiva. Esta visión parece estar apoyada por casos que los autores del estudio de los peces cíclicos citan en su trabajo. En uno de los lagos nicaragüenses donde existe también la especie ancestral, parece haber dos morfotipos de cíclidos: uno de vida más superficial y uno de preferencia de aguas profundas. Lo interesante es que no se han caracterizado (aún) como dos especies distintas. Los autores mencionan que este fenómeno de diferenciación ecológica sucede también en lagos africanos, donde la especiación simpátrida de peces cíclidos parece ser un caso común. La pregunta inmediata que surge de esta visión es si acaso tanto los peces cíclidos como las palmas poseen alguna característica fisiológica, genómica o incluso de desarrollo que les permita mostrar esta gama de plasticidad fenotípica. Si respondiéramos esa pregunta, podríamos extenderla a otros grupos de organismos, y en caso de que fuese afirmativa, tendríamos un sustrato más sólido para incluir al concepto de plasticidad fenotípica en los modelos de especiación en particular y evolutivos en general.


Referencias

Agrawal, A. A. 2001. “Phenotypic Plasticity in the Interactions and Evolution of Species.” Science, 294:  321-326.
Barluenga, M, et al. 2006. “Sympatric speciation in Nicaraguan crater lake cichlid fish.” Nature, 439: 719-723.
Savolainen, V., et al. 2006. “Sympatric speciation in palms on an oceanic island.” Nature, 441: 210-213.
 

domingo, febrero 03, 2013

¿Se puede abordar el problema de la especiación desde la variabilidad? : Colección de ensayos sobre evolución (III)



Abstract: Sí.

La especiación, sobre todo sus detalles más íntimos, sigue siendo buen material de discusión en la biología evolutiva. ¿Hay procesos poblacionales que la fomentan? ¿Hay otros que la refrenen? ¿Hay acaso algo más detrás de la especiación que los puros procesos poblacionales? Todas estas preguntas siguen siendo un jugoso tema, y era natural que las tocáramos en clase. Interesantemente, los artículos sugeridos no son tan recientes como uno esperaría, lo cual indica la vigencia de esas viejas preguntas.

¿Se puede abordar el problema de la especiación desde la variabilidad?

Inspirado por la lectura de: Homage to Santa Rosalia or why are there so many kinds of animals? de G. E. HutchinsonSanta Rosalia Revisited: Why Are There so Many Species of Bacteria? de D. E. Dykhuizen y Sexual selection and Speciation de Panhuis y cols.



Los críticos más chuscos de Darwin le reclaman que nunca abordó realmente el problema que tenía a todos los naturalistas sin poder dormir: el origen de las especies. Escribió un libro y todo, sí, pero ese libro más bien trata sobre la selección natural, sus requisitos y sus alcances. Después de todo, la selección natural podrá ser una explicación muy poderosa de los procesos de adaptación compleja, pero parece que necesita de factores acompañantes para explicar la diversidad de organismos. Mencionemos algunos casos. En los modelos clásicos de especiación, la selección natural precisa de separación geográfica para que haya especiación alopátrida*, o bien, de mecanismos de divergencia ecológica o conductual para que haya especiación simpátrida. Tal parece que no basta como único factor para la especiación.

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQozq3x3dl6cApZsYkwS_76dbeiyuHYwTnounyWoDN91B569-R-h7fhxoCjybqfhMJ0UrRdEryQG4UplDqYAuUGhPrgMZXmS3ykrj-7t20BC0k9xFIdOsLhMvVKxJUepWSUSUBxoBuIUA/s226/Darwin.jpg
Pese a todo, a Darwin no parecieron
afectarle esas críticas chuscas, proba-
blemente porque se sabía respaldado por
una mafia de primates pro-evolucionistas.
Lo anterior parece ser una molesta piedra en el zapato para la biología evolutiva, en vista de que la diversificación de especies es uno de los fenómenos que ésta busca explicar y que la selección natural es hasta ahora su principal factor explicativo. Y efectivamente, gracias a esas dudas surgen otras preguntas que pintan una sonrisa nerviosa en muchos evolucionistas. Una de ellas fue abordada por el ecólogo George E. Hutchinson hace más de 50 años. En un interesante ensayo, preguntaba: “¿por qué existe el número de especies que existe y no menos o no más?” (1959). Ernst Mayr se había hecho una pregunta parecida, que terminó formulando en un: “¿cómo se producen las especies?” Para responderla, propuso los modelos tradicionales de especiación en su libro Systematics and the Origin of Species. Sin embargo, fue el mismo Mayr quien resaltaba que las verdaderas preguntas evolutivas implicaban un “por qué” y no un “cómo” (Mayr, 1961). De modo que responder la pregunta de cómo se forman las especies es, en el peor de los casos, sólo un abrebocas, mientras que la pregunta de por qué existe el número de especies que existen es una pregunta evolutiva en toda la extensión de la palabra. ¿Puede la teoría resolverla?

Para discutir ese punto hay que tomar en cuenta algunos principios básicos de la biología  evolutiva. Recordemos que, de acuerdo con los principios de la Síntesis Moderna, el proceso de especiación es una extrapolación de los procesos de diversificación poblacional. Puesto que no hay un método formal de separar una especie incipiente de su especie ancestral ("Todos cállense. La nueva especie va a surgir en 3... 2... 1..."), nos vemos forzados a visualizar los procesos de especiación como una continuación de los procesos de variabilidad dentro de las poblaciones. Si bien la selección natural es un proceso exclusivo para la diversificación de las  poblaciones, en conjunto con los fenómenos de aislamiento mencionados antes,  otros procesos previos que generen variación intrapoblacional deben ser tomados en cuenta. Esta perspectiva es pocas veces rescatada en las explicaciones evolutivas, pero no hay razón para descartarla a priori sin antes pasarla por un proceso de eliminación racional. La posible utilidad de esta visión puede ser ilustrada por el caso de la argumentación de Hutchinson.


http://i.stack.imgur.com/D4vZe.jpg
Bien mirado, el problema de la especiación
se parece al de la coloración: ¿en qué
momento el rojo empieza a ser naranja,
etc., etc., etc? Ahora bien, trasladar la
pregunta original de este artículo
nos genera una pregunta
físico-filosófica-fragilísticoespialidosa
que no sé si los físicos respondieron ya:
¿por qué hay ese número de colores
y no otro?
El ecólogo hace un recuento de factores ecológicos que podrían promover y limitar la diversificación de las especies. Una de las razones que evoca es la heterogeneidad ambiental. Hay más heterogeneidad en ambientes con más potencial para subdivisión de nichos ecológicos. Puesto que los organismos también definen al nicho, esto significa que aquellos  organismos con mayor capacidad para subdividir sus nichos, esto es, los organismos más pequeños, serán los que presenten mayor diversificación. Hutchinson encuentra respaldo para su hipótesis en el hecho de que efectivamente los grupos de mamíferos de tamaño pequeño y medio parecen tener más diversidad de especies en comparación con los mamíferos de gran tamaño. En una extrapolación de su idea, se ha sugerido que las bacterias presentan una diversificación tan descomunal debido justamente a que su tamaño diminuto les permite coexistir en magnitud de miles de especies en un reducido espacio (Dykhuizen, 1998). A pesar de esto, no veo razón para dejar todo el peso explicativo de la especiación en las explicaciones ecológicas de la subdivisión de nichos y no incluir la otra cadena causal relevante: aquella de los procesos de variabilidad.

Si hablamos de generación de subnichos, es importante recordar las ideas de Lewontin sobre la construcción de nicho (Lewontin 1982). Aunque aún existe debate sobre su relevancia evolutiva (más a favor que en contra, la verdad, lo cual es natural a la luz de los hechos [(Laland y Sterelny, 2006)]), no se puede obviar este fenómeno si la premisa que estamos tratando de rescatar es que existen ciertos grupos de organismos que son capaces de encontrar nuevos nichos (es decir, construirlos) subdividiendo los ya existentes, y otros que no. La explicación para tal distinto grado de habilidad ecológica no puede depender únicamente de las características del medio ambiente. Debe acudirse también a las capacidades de construcción de los organismos y esto significa asomarse a los fenómenos que permiten la variación en ese rasgo. Así, podemos centrar la discusión en los procesos de variabilidad que permiten que los organismos subdividan los nichos ecológicos.

Confrontando la argumentación de Hutchinson, pero conservando sus datos, diríamos que las especies de tamaño pequeño y mediano presentan más diversificación no porque los ambientes permitan una mayor finura en la división de nichos (la existencia de un número creciente de microambientes conforme se empequeñezca la escala), sino porque esos organismos son capaces de crearlos gracias a sus procesos de variabilidad. Si esto es cierto, los organismos de talla más pequeña presentarían mayor potencial para la generación de variación que los de talla mayor. Esto aún está pendiente de estudiarse a fondo en los mamíferos que Hutchinson usa como ejemplo. Sin embargo, la capacidad diversificante de las bacterias, entendida por Dykhuizen como una tasa de especiación exacerbada, sí que se ha mostrado una y otra vez. ¿Es este potencial de variabilidad lo que les ha permitido alcanzar miles de millones de especies?  Esta pregunta sobre los procariontes tal vez no levanta demasiado revuelo en la biología evolutiva, pero la misma pregunta planteada para organismos eucariontes sería motivo de muchas cejas alzadas. ¿Existen grupos que tengan un mayor potencial de variabilidad en comparación con otros, o es acaso una pregunta irrelevante? Desde el punto de vista del tamaño de los organismos, no parece haber una respuesta inmediata. Sin embargo, si pensamos en la complejidad de los organismos, y que esa complejidad podría influir en la capacidad de generar variación, el escenario cambia. ¿Son los escarabajos el grupo más diverso debido a alguna capacidad de adaptarse a una multitud de nichos, cada vez más diminutos, o debido a algún mecanismo de variabilidad que hasta ahora hemos pasado por alto?

Siete personajes de ficción ilustran aquí la diversificación
de los escarabajos y los problemas que ésta conlleva.

Esta visión podrá aplicarse como hipótesis complementaria a cualquier explicación sobre la especiación, incluyendo el de la selección sexual. La idea de que la selección sexual puede ser uno de los motores de la especiación se basa en el hecho de que la especiación (en el sentido de especie biológica) depende de mecanismos de aislamiento reproductivo. La selección sexual tiende precisamente a exacerbar las diferencias en rasgos sexuales primarios y secundarios y la hipótesis es que, tras los cambios fenotípicos en esos rasgos, el aislamiento reproductivo llega tarde o temprano. Por intuitiva que pueda parecer la propuesta, se han encontrado dificultades para verificarla en estudios empíricos. En una revisión más o menos reciente (Panhuis et al., 2001), se plantea el problema de que los estudios comparativos no siempre pueden ofrecer la verificación absoluta de la selección sexual como motor de especiación. La principal característica que hay que buscar entre las poblaciones que aparentan divergir es el de “diferencias sustanciales que ocurran […] en las características de los machos seleccionadas sexualmente con correlación a las preferencias de las hembras” (p. 370). Dicha presencia y dicha correlación se ha podido encontrar en pocos casos, pero eso no le resta fuerza como hipótesis a la selección sexual. Cabría preguntarse una vez más si acaso no estamos frente a un fenómeno donde los procesos de variabilidad llevan la voz cantante. Si bien es un proceso sólido para generar diferencias en rasgos sexuales, la seleccn sexual cojea de la misma pierna que la selección natural: ambas dependen de la variación preexistente. De modo que preguntarse si los grupos que presentan mucha diversidad de especies se correlacionan con los grupos que tengan mayor presencia de dimorfismo sexual (causado por una fuerte selección sexual) podría en realidad ser una pregunta sobre la capacidad de esos grupos de generar variaciones en sus rasgos sexuales. No debe obviarse por completo la dependencia de la selección en la variación y sus procesos subyacentes.

A manera de conclusión, diría que el proceso de especiación, entendido como un continuo de los procesos de variabilidad poblacional, es susceptible de estudiarse desde el punto de vista de la generación de variación individual dentro de las poblaciones. Desafortunadamente, este campo permanece ignoto debido al interés de la biología evolutiva contemporánea en la selección y sus procesos derivados, procesos que siempre presuponen la presencia de variación, sea como fuere que se haya generado.


 * La vieja y divertida tradición de polemizar sobre la traducción de alopatric-sympatric al español, la cual daría dos opciones (alopátrico-simpátrico/alopátrido-simpátrido), puede zanjarse recordando una palabra en español, que comparte la raíz, pero que es la única cuya derivación morfológica giró hacia el camino que nos interesa: apátrida. Aunque si supiera que este tipo de aclaraciones lingüísticas sirven de algo, no las pondría como nota al pie. Así que sigan diciéndolo como gusten, al fin que nos entendemos. (Por ahora... ¡Chan, chan, chan!)


Referencias


Dykhuizen, D. E. 1998. “Santa Rosalia Revisited: Why Are There so Many Species of Bacteria?“ Antonie Van Leeuwenhoek, 73: 25–33.
Hutchinson G. E. 1959. “Homage to Santa Rosalia or why are there so many kinds of animals?” Am Nat  93: 143–159. 
Laland, K. N. y Sterelny, K. 2006. “Seven Reasons (Not) to Neglect Niche Construction” Evolution, 60 (9): 1751-1762
Lewontin, R. C. 1982. “Organism and environment.” pp. 151-170 en H. C. Plotkin (ed), Learning, development and culture. Wiley, New York.
Mayr, E. 1961. “Cause and Effect in Biology.” Science 131: 1501–1506.
Panhuis et al. 2001. "Sexual selection and Speciation." TREE, 16(7):364-371 




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