domingo, diciembre 02, 2012

Antiesencialismo para debilitar la fe: colección de ensayos sobre evolución (I)



Las primeras clases de mi curso de Evolución fueron una introducción a la historia de la teoría evolutiva. Además del sobado Origen..., leímos algunas cartas de Darwin y vimos la película Creation, de Jon Amiel, de 2009. Este ensayo es un intento de aglutinar todo aquello sin que quedara muy forzado. Aunque igual creo que me quedó tan forzado como la sonrisa que ensayas en en una cena familiar donde te preguntan por qué todavía no te titulas.

Antiesencialismo para debilitar la fe

Cartas de Darwin y la película Creation


Ernst Mayr (1993) identifica las tres mayores aportaciones que Charles Darwin hizo en “El Origen de las Especies”: 1) Aportó una gran cantidad de evidencias de la evolución; 2) propuso un mecanismo eficaz (la selección natural) para que ésta ocurriera, y 3) promovió un cambio de pensamiento tipológico a pensamiento de poblaciones. Es la tercera aportación la que resulta vital no sólo para sustentar la teoría darwiniana de evolución por selección natural, sino para el establecimiento del evolucionismo en general.

El pensamiento tipológico, también llamado esencialismo, postula que en la naturaleza existen “tipos” fijos de formas biológicas; por ejemplo, las especies. La transformación de un tipo a otro es imposible porque las variaciones no pueden traspasar los límites entre las especies. Para un verdadero establecimiento del evolucionismo, primero se debieron superar las ideas esencialistas.

De acuerdo con Mayr, Darwin fue quien de manera más importante reconoció la inexistencia de los tipos, al señalar que cada individuo de una especie es único e irrepetible. Esto es lo que Mayr llama pensamiento de poblaciones o poblacionista. Con ese paradigma, se sientan las bases para el desarrollo formal del evolucionismo. Sin embargo, no es suficiente. Al respecto, señala Björn Brunnander (2005) que no basta con reconocer que cada individuo es una variante de un tipo, sino que también hace falta aceptar la idea de que las variaciones pueden acumularse indefinidamente. Esta idea estaba muy clara en la carta que Alfred R. Wallace envía a Darwin en 1858. 

http://darwin-online.org.uk/converted/published/1916_Marchant_F1592.2_fig01.jpg
Aquí vemos a A. R. Wallace escribiendo
precisamente la carta que cito. De
hecho, el texto lo saqué de esta imagen.
  “[…] there is a tendency in nature to the continued progression of certain classes of varieties further and further from the original type – a progression to which there appears no reason to assign any definite limits…” [Hay una tendencia en la naturaleza hacia la progresión continua de ciertas clases de variedades cada vez más lejos del tipo original; una progresión para la cual no parece haber razón de asignar ningún límite definido... ] (Las cursivas y la traducción son mías)

Sin embargo, en varios pasajes de su carta, Wallace parece seguir reconociendo la existencia de tipos biológicos. Esta podría ser una de las principales diferencias entre ambos naturalistas. Darwin ponía mayor énfasis en los alcances de la selección natural, como lo muestra la carta que envía al naturalista Asa Gray (1857):

“[…] and the modification may be slowly increased by the accumulative action of natural selection to any profitable extent.” [... y la modificación puede incrementarse lentamente por la acción acumulada de la selección natural hasta cualquier grado provechoso. ] (Las cursivas son mías.)

En esa misma carta es posible ver que Darwin defendió desde el principio la importancia de la variación individual. Por otro lado, Wallace centró su argumento en el potencial acumulativo de variación de las especies, sin diferenciar claramente entre una variedad como subespecie y una variedad como diferencia individual. De su carta se puede extraer que Wallace podría concebir la evolución precisamente como esa acumulación de variaciones, una “tendencia de las variedades a apartarse indefinidamente del tipo original”. Curiosamente, esa concepción no se aleja tanto de la que Darwin hiciera más famosa: “descendencia con modificación”. Si para Darwin la evolución sólo es una progenie modificada, debe tener implícita la idea de una variabilidad continuada para que pueda servir como definición de evolución a largo plazo.

Por favor noten lo importante que es poner
imágenes en blanco y negro de los
científicos en cuestión para que todos
sepan que estamos hablando de historia
de la ciencia y no de algo actual.
La abolición del esencialismo es el paso precedente para comenzar a elucubrar con los mecanismos que permitan el cambio evolutivo. Es de resaltar que tanto Darwin como Wallace hayan llegado a un mecanismo similar, en vista de las diferencias notables en sus ideas sobre la importancia de la selección artificial como analogía de la selección natural (citadas en los comentarios del texto de Wallace). Acaso el camino epistémico que siguieron para deshacerse del esencialismo fue una de las influencias que los llevó a la misma conclusión. Una vez que se comprende que las variaciones pueden acumularse indefinidamente, sólo es necesario pensar un mecanismo con el cual algunas variaciones se mantengan y otras no.

Darwin había llegado a la idea de selección natural mucho tiempo antes que Wallace, como lo deja ver la película Creation, de Jon Amiel. Las lecturas de la obra de Thomas Malthus, citada por Darwin en su trabajo sin publicar previo a El Origen, fueron por supuesto gran influencia para ambos. Esto se escenifica en el filme con suficiente precisión, al igual que el inmenso trabajo realizado por Darwin con la selección artificial de razas de palomas. En estos y otros detalles, la película muestra a un Darwin metódico y cauto, como sus biógrafos siempre lo han retratado. Sin embargo, también deja entrever una faceta de Darwin que ofendería a más de un evolucionista que alguna vez haya discutido con un creacionista. Creation resalta una y otra vez la gran aflicción que resulta para el naturalista la muerte de su hija, que incluso lo llevó a abdicar definitivamente de su ya de por sí debilitada fe. Sin embargo, también enfatiza las afectaciones psicológicas que este hecho dejó en Darwin. El mensaje velado que se encuentra en el filme es el que nos han repetido varias veces otras obras sobre "genios" científicos, por ejemplo, Una mente brillante, y es que la pérdida de la cordura va irremediablemente ligada a la genialidad. Sólo que en este caso la caracterización psicológica de Darwin resulta aún más cruel, pues sugiere que una vez que la fe religiosa se ha perdido, no hay más camino para la mente que colina abajo. 


http://www.abebooks.com/blog/wp-content/uploads/2009/02/darwin-and-son.jpg
Sólo un primate y su
descendencia con modificación.

La sugerencia de que una tragedia personal fue la principal influencia para que Darwin abandonara su fe es difícil de probar. Sin embargo, los biógrafos de Darwin han atribuido constantemente esa abdicación religiosa a un factor proveniente del reino de lo racional. Luego de la abrumadora cantidad de evidencias de la mutabilidad de las especies, evidencias que también apuntaban hacia un abandono del esencialismo, el agnosticismo de Darwin no hizo sino crecer. En ese sentido, el pensamiento de poblaciones, instaurado por Wallace y Darwin allá en la Inglaterra victoriana, tiene implicaciones que trascienden la biología. No es de sorprender tanto revuelo aún en estos días. 




Nota: ¿Recomiendo Creation? Sí, mucho. Además de las soberbias actuaciones de Paul Bettany y Jennifer Connelly (sí, como lo oyen), la película tiene secuencias hermosas y está muy bien cuidada para que la exposición de las ideas de Darwin fueran fieles a como en realidad las postuló. La escena con el chimpancé me hizo llorar, pero me senté hasta atrás y nadie se dio cuenta, no se preocupen.



Referencias
Brunnander, B. 2005. “What is Natural Selection?” Biology and Philosophy, 22 (231-246).
Darwin C. “Extract from an unpublished work on species.” En Evolution, Mark Ridley (ed), 1996. pp. 12-15.
Darwin C. 1857. “Abstract of a letter from C. Darwin, Esq., to Prof. Asa Gray, Boston USA.” En Evolution, Mark Ridley (ed), 1996. 15-17 pp.
Mayr, E. 1993. “Typological versus Population thinking.” En Conceptual Issues in Evolutionary Biology, E. Sober (ed.), 2a edición, 1993, pp. 157-160.
Wallace A. R. 1858. “On the tendency of varieties to depart indefinitely from the original type.” Linnean Society of London 53 - 62

jueves, noviembre 29, 2012

Colección de ensayos sobre evolución: presentación



Mi amiga Ale Martínez me preguntaba: "Y ahora que cada uno ha traído aproximadamente 30 ensayos al mundo, ¿qué será de cada uno de ellos?"

Resulta que a lo largo de estos últimos tres meses hemos estado escribiendo ensayos y reportes de lectura para nuestra materia de Evolución a un ritmo tal, que por momentos me sentía un chimpancé tecleando Hamlet en una máquina de escribir. 

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgC9B0emrta7DCWKp7EgMi-LDrCv0hk4XYyGq38B5tbeg4nmF9V6vNcs-caBPNiqtt7TOe3WWebHDkW8OM4n_64Rku5N1Jkil4xvyy-jMO_3XbKQ40vXynCmIq0V5spCBopfHQtvVWGTg/s1600/76.+Last+Exit+To+Springfield.jpg
-Veamos... "Estávamos tan contentos." ¡¿Estábamos con "V" chica?! ¡Mono tonto, estúpido!



 Evidentemente, me encontraba en constante temor de que me ningunearan al estilo señor Burns.

Sin embargo, parece que todo salió bien y ahora podemos regodearnos de haber leído más de veinte artículos de temas tuti-fruti sobre Evolución, redactado una cantidad equivalente de ensayos o reportes de lectura, y haber salido vivos y con las articulaciones de los dedos aún funcionales. 

La pregunta de Ale, con todo, sigue en pie. ¿Qué vamos a hacer con tantos ensayos? Como que yo sentiría feo volver en unos años a mi casa, sacar la caja etiquetada "Maestría" y encontrar mis palabras empolvadas y tristes. Sobre todo, me entristecería que no hubiesen visto el mundo.

Es por eso que aprovecho mi espacio personal de mí mismo para subir algunos de los ensayos que más me gustaron. Por supuesto, el objetivo es que vean el mundo, así que por favor hagan cualquier comentario, queja, increpación, disensión o tomatazo que gusten. 

Se van a poner bien contentos.

P.D. Por cierto, probablemente cambien un poco a lo que en realidad entregué, pero no creo que nadie salga herido.

sábado, marzo 31, 2012

Enero 2012

Es extraño cuando me pongo a pensar en quién soy y qué estoy haciendo. No diría que me entra una depresión, pero invariablemente me pongo la mano en la frente, cierro los ojos y meneo la cabeza de un lado al otro.

Durante la carrera, no estaba muy seguro de qué iría a pasar después del final. ¿Eso está escrito en algún lado? Por supuesto que no. Es el verdadero comienzo de las cosas, pero eso no lo sabes hasta que ya estás al borde del precipicio. ¿Cómo me siento? Siento que estoy partido en muchos pedazos y ninguno me define.

Quiero ser un mejor biólogo, pero sin aislarme del mundo entero. Entiendo que mi obligación es leer los últimos artículos de mi campo si quiero formarme adecuadamente, pero al mismo tiempo siento que eso me aleja de la vida real. ¿Qué leer? ¿El libro de texto o la novela? ¿El artículo científico o el periódico? Después de todo, sólo tengo un tiempo limitado.

Quiero vivir mi vida al máximo, como todos parecen recomendar. De veras que sí quiero. Pero ¿dónde encuentro el tiempo para esforzarme para ser mejor en lo que hago, seguir cultivando mi cultura universal, encontrar una causa política y comprometerme, estrechar lazos con mi familia y mis amigos, no descuidar mi salud física, disfrutar de mis pasatiempos?

Aún hoy, a casi un año de titularme como biólogo, me siento como una fotografía borrosa. Mi pasión por la filosofía no ha muerto. Mi pasión por las letras no ha muerto. Y sin embargo, parecen flotar a la deriva en un inmenso mar de responsabilidades.

¿Quién soy? ¿Quién quiero ser?

Quiero ser un excelente biólogo. Quiero ser un excelente filósofo y divulgador de la ciencia. Quiero saber hacer música. Quiero pintar, hacer cómics, cantar. Quiero escribir historias que me gusten, del modo que a mí me guste. Quiero escribir artículos científicos. Quiero participar en los movimientos sociales. Quiero ser un experto de lo geek. Quiero terminar todos los libros que compré. Quiero traducir. Quiero terminar todos los videojuegos que compré (los elegí muy cuidadosamente). Quiero ser un excelente amigo, un gran hijo, un hermano sobresaliente. Quiero vivir una relación (con ella). Quiero ganar las habilidades necesarias para dejar una huella en este mundo, una huella que lo haga un mundo más feliz, o menos estúpido al menos. Quiero contribuir al avance de mi gente.

A estas alturas, se supone que ya tendría un camino muy definido por delante. Pero no es así. Es más borroso que nunca. Está sumido en la densa niebla de la incertidumbre, las expectativas rotas y las dudas.

Enero 2012

miércoles, marzo 21, 2012

Alta Fidelidad, de Nick Hornby

Alta FidelidadAlta Fidelidad by Nick Hornby

Cuánto me gustó: 5 de 5 estrellas


Do I see myself as a more intelligent person when I finish reading a book? Not at all. Do I see myself as a wiser person, a more prudent person, a more enlightened person, a better person overall when I finish reading a book? Not in the slightest. But there is something about devoting a major part of my time to stories that I want to think sets me apart from other people. And I know most compulsive readers share these feelings. I fail, though, in naming it. I just can try to describe it as a "vague notion that something is wrong", using Hornby's words. A vague notion that real life is not the way it should be. It's not simple bovarysme. It's a feeling that you are unfit for the world, but a better world exists somewhere, and it exists because stories have been told about it. Because songs have been sung about it.
In High Fidelity, Hornby portrays a hero that has a lot of a compulsive reader, but he devotes his time to listening instead of reading. He finds, much as we find, an intrinsic lack of satisfaction in his life, mainly due to its expectations set by the stories told by pop-music songs. Shall he ever be able to get over them, to outgrow them? Or, in the best of the cases, to satisfy them? It is a difficult task given that he bases his acts on a constant search for the perfect relationship worth of a good song. But the outcome is for the reader to find. Meanwhile, we ought to reflect on our (shared) personal drama on living on a world that has not been written by Shakespeare, Cervantes or Hornby at least, but by thousands of millions of lousy storytellers collectively known as humanity.



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Blog de Evolución de la UNAM